ETICA
“Bioética”
San
José, Junio de 2006
Tabla
de Contenido
INTRODUCCIÓN
Los avances que ha desarrollado la humanidad en materia de
ciencia, tecnología, tratamientos médicos y genéticos, durante las últimas dos
décadas del siglo pasado y el presente siglo, han abierto una brecha entre los
valores éticos, legales, humanos y la misma evolución de la humanidad.
Dentro de este juego de poder, el profesional de enfermería no
está exento de esta situación, ya que somos las personas que permanecemos
directamente en contacto con el usuario y sus necesidades reales y potenciales.
Así mismo, el profesional de enfermería forma parte del equipo de
investigación, de docencia y de administración, lo cual hace del avance
regulado de la ciencia, su compromiso con la humanidad, con la vida, con el
medio ambiente, es decir, con todo.
En la actualidad resulta de vital importancia considerar el
comportamiento humano desde la perspectiva ética. La reflexión ética es un
ejercicio de la razón y por tanto, es una apertura al ser, a la realidad en si,
pues, la verdad no se posee, “se busca”. Este es por tanto el objetivo de la
ética.
La “bioética” se define, según el Dr. Gerardo Sela Bayardo como
“la conciencia de las ciencias médicas y biológicas, como una practica
dinámica, racional y reguladora de los valores éticos y deontológicos con la
característica de ser multidisciplinaria”. El objetivo de la “bioética” es
mantener la dignidad de la vida , hacer justicia a la vida y dar al vivir lo
que es suyo.
En síntesis, la bioética es el arte de conseguir un consenso
social acerca de lo que se puede y no se puede hacer en la atención médica.
Esta disciplina ha cobrado gran importancia en el mundo actual, donde la
ciencia se conjunta con la alta tecnología ofreciendo nuevos métodos y técnicas
para conservar la vida, pero que en ocasiones es mal utilizada por los equipos
que desarrollan nuevas técnicas, llegando a devaluar el verdadero sentido
humano y de conservación en aras del poder propio.
BIOÉTICA
La ética es la reflexión crítica sobre los valores y principios
que guían nuestras decisiones y comportamientos.
Para empezar hay que indicar que la palabra bioética, es un
vocablo compuesto por bios = vida y ética que viene del griego ehtika. Esta
palabra es un neologismo acuñado en 1971 por Van Rensselaer Potter (en su libro
Bioethics: bridge tothefuture), en el que este autor englobaba la
"disciplina que combina el conocimiento biológico con el de los valores
humanos". Otras literaturas definen a la bioética como "el estudio
sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del
cuidado sanitario, en cuanto que tal conducta se examina a la luz de los
valores y de los principios morales". En la actualidad abarca no sólo los
aspectos tradicionales de la ética médica, sino que incluye la ética ambiental,
con los debates sobre los derechos de las futuras generaciones, desarrollo
sostenible, etc.
En 1972 André Hellegers crea el Instituto Kennedy de Bioética,
en la Universidad Georgetown (Washington DC), siendo esta la primera vez que
una institución académica recurre al nuevo término.
Para muchos autores, el nacimiento de la bioética (aunque
todavía no se le daba ese nombre) ocurrió en 1962, cuando en Seattle (estado de
Washington) se decidió crear un comité para decidir qué pacientes tenían
preferencia para beneficiarse de la entonces reciente máquina de hemodiálisis,
con la particularidad de que este comité NO estaba formado por médicos. La
pregunta subyacente era ¿por qué un avance médico debería crear una nueva
discriminación médica? ¿Quién y cómo elegía a los candidatos? La novedad
estribaba precisamente en que la respuesta a estos interrogantes no recaía
sobre los médicos, sino sobre una representación de la comunidad.
Aunque el Código de Nuremberg (1948) había tratado por primera
vez el tema de la experimentación en humanos, en los años 60 se tomó conciencia
de que incluso en una sociedad democrática, la misma investigación biomédica
sobre sujetos humanos planteaba una gran cantidad de problemas que había que
encarar adecuadamente.
El congreso de los EE.UU. establece la "Comisión Nacional
para la Protección de los sujetos humanos en el campo de las Ciencias
Biomédicas y del Comportamiento". En 1978 esta Comisión publica el llamado
"Informe Belmont", con directrices para la protección de los
individuos que participen como sujetos de experimentación en Biomedicina,
basados en los principios de autonomía, beneficencia y justicia.
A partir de 1967, con los primeros trasplantes de corazón, se
plantea el problema de cómo definir la muerte clínica. En 1968 la facultad de
medicina de la Universidad de Harvard publica un artículo donde plantea el
nuevo criterio basado en la muerte cerebral. Sin embargo, a ciencia cierta no
se puede definir cuándo una persona está realmente muerta cuando sufre muerte
cerebral, ya que la corteza profunda del cerebro puede seguir emitiendo ondas,
aún cuando la corteza superficial no muestre actividad. Esto acarrea
cuestionamientos éticos y morales ante la donación de órganos y la muerte
clínica. La principal recomendación que se ha realizado en este campo es que
cada hospital cree comisiones que se encarguen de crear directrices que sean
capaces de enfrentarse a ese tipo de dilemas: la clonación, el aborto, la
reanimación, sobre el empleo o no de tratamientos costosos para mantener con
vida recién nacidos con graves anomalías, etc.
Actualmente la bioética es la parte de la ética que estudia la
corrección e incorrección de las acciones que se llevan a cabo en el campo de
la biomedicina. Su principal área de estudio es la ética médica, pues la
Medicina normalmente implica la intervención técnica sobre el cuerpo humano, y
toda intervención sobre el hombre está marcada por su valor máximo; este valor
máximo determina los fines y las acciones que deben perseguirse y realizarse al
actuar sobre él.
De tal modo a la bioética, se la interpreta como el arte de
conseguir un consenso social acerca de lo que se puede y no se puede hacer en
la atención médica. Al final, dicho acuerdo, resultado de la discusión social,
termina siendo frecuentemente la imposición de la ley del más fuerte, en
violento contraste con la obligación médica de atender de modo más solícito a
los más débiles.
En los años recientes, los avances en Genética y el desarrollo
del Proyecto Genoma Humano, en conjunción con las tecnologías reproductivas,
están ampliando aún más el campo de la Bioética, obligando a buscar respuestas
a retos nuevos:
·
Cuestiones sobre reproducción
humana asistida. Estatuto ético del embrión y del feto. ¿Existe un derecho
individual a procrear?
·
Sondeos genéticos y sus
posibles aplicaciones discriminatorias: derechos a la intimidad genética y a no
saber predisposiciones a enfermedades incurables
·
Sondeos genéticos y sus
posibles aplicaciones discriminatorias: derechos a la intimidad genética y a no
saber predisposiciones a enfermedades incurables
·
Clonación y el concepto de
singularidad individual; derechos a no ser producto del diseño de otros
·
Cuestiones derivadas de la
mercantilización de la vida (p. ej., patentes biotecnológicas)
Los Cuatro Principios de la Bioética
Son esbozos de ideas que dan principio al valor de la dignidad
de la persona:
1. Principio de no maleficencia
Este principio ya se formuló en la medicina hipocrática: Primum
non nocere, es decir, ante todo, no hacer daño al paciente. Se trata de
respetar la integridad física y psicológica de la vida humana. Es relevante
ante el avance de la ciencia y la tecnología, porque muchas técnicas pueden
acarrear daños o riesgos. En la evaluación del equilibrio entre
daños-beneficios, se puede cometer la falacia de creer que ambas magnitudes son
equivalentes o reducibles a análisis cuantitativo. Un ejemplo actual sería
evaluar el posible daño que pudieran ocasionar organismos genéticamente
manipulados, o el intento de una terapia génica que acarreara consecuencias
negativas para el individuo.
2. Principio de beneficencia
Se trata de la obligación de hacer el bien. Es otro de los
principios clásicos hipocráticos. El problema es que hasta hace poco, el médico
podía imponer su propia manera de hacer el bien sin contar con el
consentimiento del paciente. Por lo tanto, actualmente este principio viene
matizado por el respeto a la autonomía del paciente, a sus valores, modo de
vivir y deseos. No es lícito imponer a otro nuestra propia idea del bien.
Este principio positivo de beneficencia no es tan fuerte como el
negativo de evitar hacer daño. No se puede buscar hacer un bien a costa de
originar daños: por ejemplo, el "bien" de la experimentación en
humanos (para hacer avanzar la medicina) no se puede hacer sin contar con el
consentimiento de los sujetos, y menos sometiéndolos a riesgos desmedidos o
infligiéndoles daños. Aunque la humanidad tiene un interés en el avance de la
ciencia, nadie puede imponer a otros que se sacrifiquen para tal fin. Matizado
de esta manera, el principio de beneficencia apoya el concepto de innovar y
experimentar para lograr beneficios futuros para la humanidad, y el de ayudar a
otros (especialmente a los más desprotegidos) a alcanzar mayores cuotas de
bienestar, salud, cultura, etc., según sus propios intereses y valores.
También se puede usar este principio (junto con el de justicia)
para reforzar la obligación moral de transferir tecnologías a países
desfavorecidos con objeto de salvar vidas humanas y satisfacer sus necesidades
básicas.
3. Principio de autonomía o de libertad de
decisión
Se puede definir como la obligación de respetar los valores y
opciones personales de cada individuo en aquellas decisiones básicas que le
atañen vitalmente. Supone el derecho incluso a equivocarse a la hora de hacer
uno mismo su propia elección. De aquí se deriva el consentimiento libre e
informado de la ética médica actual.
4. Principio de justicia
Consiste en el reparto equitativo de cargas y beneficios en el
ámbito del bienestar vital, evitando la discriminación en el acceso a los
recursos sanitarios. Este principio impone límites al de autonomía, ya que
pretende que la autonomía de cada individuo no atente a la vida, libertad y
demás derechos básicos de las otras personas.
Este principio puede plantear conflictos no sólo entre miembros
de un mismo país, sino entre miembros de países diferentes (p. ej., acceso
desigual a recursos naturales básicos), e incluso se habla de justicia para con
las generaciones futuras.
Nuestra cultura ha sido más sensible al principio de autonomía,
a costa del principio de justicia, pero es posible que la misma crisis
ecológica nos obligue a cambiar este énfasis. La justicia e igualdad de los
derechos de los seres humanos actuales y la preservación de condiciones viables
y sostenibles para las generaciones futuras pueden hacer aconsejable, e incluso
obligatoria, una cierta limitación del principio de autonomía, sobre todo en
una sociedad de mercado que se abre al deseo desmedido de nuevos servicios y
bienes, y en la que el individuo reclama ilimitadamente "derechos" de
modo narcisista
Los países industrializados, con menos población que los países
pobres, contaminan más y derrochan más recursos. Las sociedades opulentas
deberían bajar del pedestal la autonomía desmedida que va en detrimento del
desarrollo justo y viable para todos, ya que un desarrollo equitativo mundial
acarreará en sí un manejo sostenible a nivel global.
Fines de la Bioética
Un punto bastante descuidado del debate bioético, pero muy
importante a la hora de discutir los aspectos de justicia en el acceso a los
servicios biomédicos (mundiales), es el de la conexión entre los fines de la
biomedicina y los medios técnicos disponibles.
Por ejemplo existe una tendencia de la medicina a introducir
nuevas tecnologías, a menudo muy costosas y previstas para el beneficio de unos
pocos que tienen el acceso por su nivel socio-económico y no tanto para el
beneficio de la población general, sobre todo de los países más pobres y que no
tienen acceso a un sistema de salud público y/o gratuito.
Otro punto muy debatido es el hecho de que se está cambiando o
modificando tecnológicamente lo que “es normal”, de modo que la tecnología se
orienta a reestructurar tanto la naturaleza como al ser humano incluido en
ella. Por ejemplo, se altera genéticamente los alimentos, o bien, se emplean
técnicas experimentales para mejorar la especie humana, alterando con ello lo
se consideraría “normal” (el nacimiento de niños con Síndrome de Down por
ejemplo) para “evitar” alteraciones genéticas y/o heredadas.
La bioética ha oscilado entre la insistencia en criterios
formales a menudo inflexibles pero carentes de contenido, y los criterios de
procedimiento, pero no ha encarado la cuestión central sobre lo que entendemos
como bienes humanos o los fines de la medicina. Y mientras esto no se haga,
corremos el riesgo de no llegar a ninguna solución significativa en muchos de
los debates abiertos aún en la actualidad. Es necesario instaurar
procedimientos públicos y justos que establezcan límites para ciertos servicios
médicos. Es difícil imaginar que la ley deba permanecer silenciosa sobre
ciertos temas, como el aborto y la eutanasia, ya que ellos conllevan
implicaciones sobre el significado de ser miembro de una comunidad.
Campos asociados a la Bioética y percepción
de la misma
Dentro de los campos que regula la bioética se citan:
·
La clonación, ya sea de
individuos o de órganos, o bien de plantas y animales.
·
El aborto de todo tipo.
·
La Eugenesia y la Eutanasia.
·
Los transplantes de órganos.
·
El acceso a los sistemas de
salud.
·
Uso de la energía nuclear o
energía “sucia”.
·
La fertilización in Vitro
·
Experimentación con nuevos
tratamientos o medicamentos.
·
Experimentación genética.
La ciencia como tal, es necesaria, no puede detenerse su avance.
Es necesario por tanto, regular de alguna manera el principio de aplicación de
las biociencias. La cultura y la ciencia no se excluyen entre sí, sino más bien
trabajan en conjunto para permitir el desarrollo de nuevas tecnologías que
posiblemente, a la postre, puedan no solo salvar vidas, sino también permitir
la vida en un planeta que cada vez dañamos más. Sin embargo, no siempre el
desarrollo puede ser catalogado como avance científico; en muchos casos se
asocia más bien a riesgos por el uso de las tecnologías.
Los estudios de percepción humana sobre los riesgos asociados
con el uso de tecnologías ya sea experimentales o de avanzada, se centran en
los modos en que los individuos aprenden sobre su entorno a través de la
experiencia. Se pueden distinguir cuatro enfoques básicos de este aprendizaje:
·
Cognitivista.
·
Psicosocial.
·
Cultural.
·
Sociológico.
Desde los enfoques culturales se plantea que las creencias sobre
la naturaleza y sobre el riesgo están socialmente construidas sobre las
creencias propias, de modo que cada grupo tiende a percibir distintos tipos de
riesgos. Desde los enfoques sociológicos el riesgo se define en función de
amenazas a modo de vida y estructuraciones sociales. Está más relacionado con
la identidad sociocultural, los valores morales o las relaciones
socioeconómicas. En estos enfoques se tiene en cuenta la valoración de los
distintos grupos, y no sólo el papel de los expertos.
La bioética puede desempeñar un papel importante en la
evaluación de riesgos, ponderando el principio de no maleficencia (evitar
daños) con el de beneficencia (hacer el bien).
Sin embargo, uno de los puntos donde tropiezan muchas
discusiones es la ambigüedad del término "riesgo". No es lo mismo el
riesgo como simple potencial de cambiar algo que el riesgo como posibilidad de
hacer daño. El problema es que a menudo se confunden y mezclan ambos
significados. El primero se relaciona en el ámbito de la biotecnología con
temores más o menos vagos de cambiar lo natural. Pero hay que decir que toda
tecnología cambia de una u otra forma nuestras relaciones con lo natural. Para
bien y para mal, nuestra naturaleza nos ha dotado con la capacidad de usar y
adaptar nuestro entorno.
Se podrían catalogar los riesgos de aceptar o rechazar el avance
tecnológico y científico (tecnociencia) de la siguiente manera:
·
Riesgos como la interferencia
con la naturaleza, estos están más aferrados a grupos religiosos que plasman
esta idea ligándola a la metáfora de que no deberíamos "jugar a ser
Dios". Pero hay que decir que el concepto de natural no es inmutable, sino
que está construido socialmente, que cambia con el tiempo, las culturas y las
religiones.
·
Riesgos asociados al mal uso de
la tecnología. Por ejemplo, la discriminación genética, la eugenesia
obligatoria, etc.
·
Preocupaciones vagas de miedo,
sentimientos de peligro ante lo desconocido.
·
Preocupaciones concretas sobre
impactos negativos sobre la salud o el medio ambiente
Una cualidad de la bioética en su reflexión sobre la ingeniería
genética es que nos ha obligado a pensar de nuevo nuestras ideas sobre
·
La evaluación de riesgos
·
El impacto de la tecnociencia
en la sociedad
·
El control social en la
tecnociencia
·
La finalidad de nuestras
sociedades. Este es quizá el punto más importante, aunque seguramente el más
difícil, ya que supone realizar una crítica social acerca de los valores
explícitos e implícitos que nos guían, incluyendo la imagen del hombre y sus
necesidades y deseos en un sistema donde se han implantado numerosos prejuicios
que a menudo sirven a intereses minoritarios
La evaluación de riesgos no se puede dejar en manos
exclusivamente de "expertos" en esos temas, ya que se deben incluir
no sólo valoraciones técnicas y económicas, sino percepciones éticas,
estéticas, religiosas, etc. que aunque a menudo sean vagas, no pueden ser
pasadas por alto, al ser la expresión de lo profundo y legítimo de los
sentimientos de cada cultura.
La evaluación de riesgos tampoco debe basarse exclusivamente en
análisis de costo-beneficio, ya que frecuentemente hay valores
"intangibles" no cuantificables. Sin embargo, también habría que
aceptar que en todas las intervenciones del hombre sobre la naturaleza hay
factores que no se pueden prever de inmediato. La ética de la responsabilidad
nos obliga a la cautela, pero no a quedarnos inmóviles.
Implicaciones de la Bioética en Enfermería
Es preciso imponer siempre un límite a la actuación y decisiones
de enfermería en su interactuación con el usuario y este límite implica el
respeto a la libre decisión del paciente, a la expresión de su personalidad en
todos sus aspectos así como ser humano y espiritual. El usuario tiene derecho a
aceptar o rechazar cualquier tratamiento que se le sugiera, y al profesional de
enfermería solo le corresponde explicar y justificar la necesidad del
procedimiento a practicarle y si el caso lo requiere advertir de los riesgos de
rechazar el procedimiento. Pero hasta ahí, el enfermo es el único dueño de su
vida y decisiones.
Por ejemplo: ¿es correcto decirle a una mujer embaraza que
espera con ansias su primer hijo, que el resultado de su ultrasonido indica que
el embrión presenta serias malformaciones incompatibles con la vida?, ¿es
correcto informarle a un paciente que le quedan pocas semanas de vida debido a
un mal Terminal?, ¿es correcto sugerirle a un usuario que la única oportunidad
de vida que le queda es que acepte un órgano transplantado cuyo donante es un
animal?, o más aún, ¿es éticamente correcto aceptar que una madre se embarace
con el único fin de lograr células para transplantárselas a otro hijo que
padece de leucemia?
Todas estas interrogantes y muchas más son las que diariamente
enfrenta el personal de enfermería alrededor del mundo, porque somos nosotros
quienes estamos en estrecha relación con el usuario, y quienes finalmente
conocemos cada caso de manera personal y más íntima.
Otro de los dilemas éticos que debemos enfrentar, desde el punto
de vista de la sociedad, es el de la elevada tecnología, al servicio de unos
pocos; o bien el incremento de la atención de extranjeros en detrimento de la
capacidad de los servicios de atención. Desafortunadamente esas son situaciones
que prevalecen en los países en vías de desarrollo. Se ha estereotipado a la
medicina moderna uniéndola en gran medida a la tecnología más avanzada, lo que
también ha contribuido a priorizar los gastos en salud concentrándolos en
recursos para la red hospitalaria especializada en los centros urbanos,
descuidando las necesidades básicas de las áreas rurales.
El valor del avance tecnológico puede ser juzgado por su
contribución a mejorar la calidad de vida de todos los pacientes; sin olvidar
que en estos tiempos deshumanizantes debemos llenar el espacio existente entre
nuestra dimensión interior de personas y la actitud de la humanidad y empatía
que el usuario espera de nosotros, cada vez con mayor insistencia y exigencia.
Hemos logrado ser profesionales de mayor rango, pero cuanto más alto sea éste,
más fuerte y honda es nuestra responsabilidad.
“En estos tiempos tenemos una tarea mucho más exaltante e
infinitamente más alegre, tarea que consiste en proclamar que, al elegir llegar
a ser enfermera(o), hicimos sin restricción ni derogación la elección por la
vida y que, ante el sufrimiento, discapacidad y la muerte queremos ser testigos
de aquello que hace más falta a los hombres de hoy en día: la ternura, la
esperanza y el amor”.
Como profesionales de enfermería es nuestra obligación el
estudiar, investigar e informarnos así como formarnos en cuestiones de
biomedicina, bioética, política y derechos relativos a la promoción y defensa
de la dignidad humana, vigilando siempre el cumplimiento de los principios
deontológicos. Así, la práctica de la medicina y la enfermería se convierten en
un contacto entre dos sistemas de valores: por un lado los valores médicos y
por otro lado los valores del usuario.
CONCLUSIONES
La bioética hoy en día es un tema de preocupación de toda
persona que reflexiona sobre el curso que sigue o que ha tomado la humanidad.
Estas reflexiones nos deben impulsar no a estancar nuestras ideas y conceptos
de lo natural y antinatural, sino más bien, a abrir nuestra mente y percepción
hacia el avance, sin que ello amedrente nuestra capacidad de evolucionar; y sin
dejar de lado en ningún momento aquello que es verdaderamente importante: La
Vida en todas sus expresiones.
Como profesionales en enfermería no solamente estamos
relacionados directamente con el usuario sino también, estamos incluidos en los
equipos de investigación, desarrollo, y planteamiento de nuevas ideas
científicas y tecnológicas. Hemos de aprovechar esta ventaja para defender
aquello en lo que creemos, sin permitir que nuestra propia concepción de lo
“bueno y lo malo” estanquen el desarrollo personal y de la humanidad, pero
representando los ideales de ética y moral que nos cualifican.
La bioética se constituye en estos tiempos en una necesidad: es
nuestra obligación entender y comprender los procesos de continuo cambio que
vive el mundo así como evolucionar con el mismo representando los valores que
como profesionales de enfermería hemos adoptado con la profesión evaluando cada
situación en un contexto global, pero sin dejarnos caer en las garras de la
masificación. Esta masificación no tiene ni puede influir en la atención de
calidad que se debe brindar minuto a minuto a los usuarios de los sistemas de
salud sean cuales estos sean, en todo el mundo.
RECOMENDACIONES
Básicamente se recomienda que la materia de ética y la de
bioética se desliguen y se brinden por separado a los estudiantes de enfermería
desde el nivel de bachillerato ambas , ya que la bioética constituirá un alto
porcentaje del quehacer diario de la profesión como tal y la ética es parte de
las funciones diarias del personal de enfermería.
Así mismo, se recomienda estimular la participación de
estudiantes y profesionales en enfermería en talleres y charlas sobre el tema,
para mantener actualizados los datos con que se cuenta.
Se recomienda motivar la discusión de temas relacionados con el
desarrollo científico y tecnológico, y la interacción ética y bioética de los
mismos, a fin de reforzar el conocimiento y actuar del profesional dentro de
sus campos de acción.
GLOSARIO
Bioética:
Aplicación de la ética a las ciencias de la vida.
Deontología: Ética:
ciencia o tratado de los deberes. Según Bentham, “Ciencia de lo conveniente”,
es decir, de una moral cuya finalidad consiste en buscar el placer y eludir el
dolor.
Neologismo: Vocablo,
aceptación o giro nuevo de un idioma. Puede surgir por derivación, composición
u otras variaciones de palabras existentes en un idioma, provenir de otra
lengua distinta antigua o moderna, o ser totalmente inventado.
BIBLIOGRAFÍA
CITADA
1. www.cuadernos.bioetica.org
2. http://medigraphic.com Vol.72Supl.1/Enero-marzo, S289
BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA
La Enciclopedia Salvat.
Salvat Editores S.A. Colombia. 2004
Fuente Internet:
Escuela de Enfermería Univ. Católica de Chile. Bioética en la
Formación del profesional de Enfermería:
http://www.bioticaweb.com/Funcamentacion/Arratia_toma_deci.htm
Escuela de Enfermería. Colombia:
http://www.encolombia.com/medicina/enfermeria/Enfermeria8205-Bioetica.htm
Red de Bioética: www.cuadernos.bioetica.org y www.bioetica.org
Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez (México). La
bioética y la praxis de enfermería: http://medigraphic.com/espanol
Red de Biotecnologías:
http://www.ugr.es/~eianez/Biotecnologia/bioetica.htm
Facultad de medicina, ciencias y farmacia, Universidad de
Navarra: http://www.unav.es/cdb/faq1.html
www.cuadernos.bioetica.org
http://medigraphic.com Vol.72Supl.1/Enero-marzo, S289
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